La difusión del cristianismo entre los vascos constituye, sin duda, una de las cuestiones más espinosas que cabe tratar en el panorama de los estudios historiográficos sobre el País Vasco. Su antigüedad, su profundo arraigo entre los estudiosos y eruditos, y el extraño apasionamiento que genera en torno suyo han tenido como consecuencia la aparición de una bibliografia amplfsima, como luego tendremos ocasión de ver, si bien abundan las repeticiones mecánicas de viejos mitos, las referencias breves, las categóricas defensas o condenas de una u otra postura, las sugerencias, etc.
Es obligado señalar, además, la politización o ideologización que últimamente se viene apreciando en torno al tema. Recordemos, al respecto, las advenencias de A.E. Mañaricúa contra «quienes padecen verdadera obsesión de minimizar la aportación del cristianismo al devenir histórico de nuestro pueblo», tratándolo de presentar «como un factor de desvasquización » (1). O las opiniones, menos afortunadas, que se vierten en un polémico ensayo: «Como no podfa por menos ocurrir, dada la enloquecida politización de cualquier tema que en el País Vasco se da, el presunto retroceso de la cristianización de los vascones fue efusivamente saludado por el nuevo abertzalismo laico y ateo de la posguerra y ha sido profusamente utilizado por el neopaganismo esoterista creado eo los últimos años a la sombra de la necedad contracultural hasta el punto de haberse convertido, por uno u otro conducto, en un auténtico » lugar común».
Aunque más adelante tendremos ocasión de volver más reposadamente sobre ello, y ya desde el comienzo, y parafraseando a un autor que por muchos aspectos admiramos, queremos apartamos en esta cuestión de tirios y troyanos. Por lo demás, en estas breves lineas introductorias preferimos insistir, de modo general, en el carácter de los estudios que han hecho alguna referencia al problema de la cristianización del País Vasco, estudios entre los que son escasas los aproximaciones serias al tema, estando todavía por hacer una monografia que abarque la cuestión más allá de un estudio de interpretración de las fuentes de que disponemos.
La lectura de la bibliografia que, directa o indirectamente, ha tocado el tema revela, a nuestro entender, un cieno estancamiento de la investigación debido, quizá, a la extrema prudencia con que algunos autores se acercan al problema como consecuencia de la exasperante parquedad de las fuentes que hacen referencia al estado religioso de los vascos desde el Bajo Imperio hasta los primeros siglos de la Reconquista, o quizá también a que no se ha seguido otro camino que el estudio o interpretación de las fuentes. De ahí las sugerencias, los nuevos planteamientos y enfoques que con Ulnta frecuencia menciona la historiografía y a los que pronto haremos referencia.