Los estudios sobre arquitectura tienen una larga tradición en Europa, y también entre nosotros. Sihoy en día se plantea el desarrollo de una nueva disciplina que, con distintas denominaciones, vaabriéndose camino en nuestro continente, no es porque no se reconozca la aportación de aquel tipode estudios. La “arqueología en la arquitectura”, en expresión de Tiziano Mannoni, supuso unimportante avance en el conocimiento de las técnicas constructivas de la antigüedad, conaportaciones cronotipológicas indudables en el conocimiento de las formas de construir y en elsignificado social del evergetismo en las sociedades antiguas pero fue la incorporación al estudio de la arquitectura de instrumentos específicamente estratigráficos lo que dio inicio a un nuevo campoque conocemos hoy con el nombre de “arqueología de la arquitectura”, sin que con ello queramossilenciar en ningún momento los importantes precedentes representados por los estudios estilístico-comparativos que nos precedieron.
Entendemos que la arqueología de la arquitectura hunde susraíces en las contribuciones realizadas desde la tradición anterior, proponiendo, sin embargo, unavisión crítica, una rigurosa renovación metodológica y una ampliación de sus objetivos y de suscampos de estudio habituales.Si algo caracteriza a la “arqueología de la arquitectura”, desde el punto de vista instrumental,es su carácter estratigráfico.
Aquí nos encontramos, sin embargo, con un grave problema, si tenemosen cuenta que la alfabetización estratigráfica de la arqueología española no es todavía completa. Urge,en consecuencia, la adopción plena de la estratigrafía como columna vertebral de la disciplina y, eneste sentido, debe hacerse un esfuerzo de normalización en el uso consensuado de nuestro utillajemetodológico.Esta afirmación, sin embargo, no debe ser vista de forma excluyente. Otros instrumentos decarácter tipológico, formal, estructural, arqueométrico o el recursos a las fuentes escritas sonabsolutamente imprescindibles para lograr un afianzamiento de nuestra disciplina y un acercamientomás sólido a la historia constructiva de los edificios históricos.
No obstante, desde nuestro punto devista es necesario insertar estas lecturas dentro de una lógica estratigráfica y reivindicar, por tanto, lacentralidad del diagrama estratigráfico como eje principal de análisis y decodificación de la historiadel edificio. Nos parece un objetivo irrenunciable para la arqueología de la arquitectura, como anteslo fue para las excavaciones arqueológicas, supeditando en este caso la secuencia de los objetosmuebles a la de sus procesos sedimentarios.