AZKARATE, A., 2004. La interdisciplinariedad, ¿una concesión al lenguaje políticamente correcto? . II Bienal de Restauración (Vitoria-Gasteiz, 21-24 de noviembre de 2002). Vitoria-Gasteiz: pp. 41-44.

A. Azkarate 2004
Título: La interdisciplinariedad, ¿una concesión al lenguaje políticamente correcto?
Referencia: Ponencia invitada. Congreso II Bienal del Restauración
Páginas: 41-44

Juan Arana, en un breve aunque excelente artículo del que nos serviremos en los párrafos que siguen, recoge el ejemplo siguiente: en las afueras de Benarés hay un palmeral sagrado en el que cada una de las palmeras pertenece a un mono diferente. Las cosas van bien allí hasta que cualquiera de los simios tiene el capricho de bajar de su palmera y subir a la del vecino.

El escándalo que se organiza a continuación ilustra por qué tantas especies animales se pasan el día marcando sus respectivos territorios y defendiéndolos de la intrusión de sus congéneres, o por qué (mutatis mutandi) existen tantos conflictos que se producen cuando hay que redactar planes de estudio, definir áreas de conocimiento, asignar fondos a proyectos de investigación o repartir becas o dotaciones de plazas. En este sentido, sugiere irónicamente que, quizá, las fronteras interdisciplinares sean una bendición, al igual que lo son los sistemas jerárquicos en las diversas especies animales: evitan confrontaciones, definen roles sociales… ¿para qué incrementar más aún la entropía del sistema, borrando las tranquilizadoras barreras que separan las disciplinas?

Todo planteamiento interdisciplinar que no sea hipócritamente trivial es peligroso y desestabilizador… La misión de reuniones, seminarios, congresos o bienales como ésta ¿no es la de lavar un poco la mala conciencia que nos corroe?, reuniones que, eso sí, hacen muy poco de efectivo para solucionar el problema, porque el hacerlo sería profundamente subversivo. Hasta aquí las ideas del profesor Arana.

Sabemos, efectivamente, que existen múltiples disciplinas, porque existen múltiples departamentos académicos en todas las universidades del mundo, licenciaturas en esas disciplinas y asociaciones nacionales e internacionales de estudiosos de las mismas. Es decir, sabemos que existen políticamente diferentes disciplinas. Tienen organizaciones con límites, estructuras y personal para defender sus intereses colectivos y asegurar su reproducción colectiva.

Paradójicamente, sin embargo, las alabanzas al trabajo interdisciplinar son permanentes, hasta alcanzar el carácter de icono conceptual contemporáneo que acompaña (en todo el mundo) a los contenidos programáticos de cualquier proyecto, sea éste científico, político, educativo o de cualquier otra naturaleza. Esta enfermiza reivindicación, lamentablemente, no ha debilitado la fortaleza de los aparatos organizativos que protegen las disciplinas independientes. Más bien puede afirmarse lo contrario.

Ante el prestigio de la «interdisciplinariedad» como totem, se van reforzando paradójicamente las especificidades, aumentando la pretensión de cada disciplina a representar un nivel de análisis autónomo y coherente ligado a metodologías propias y específicas. Como ha apuntado lmmanuel Wallerstein, las propuestas interdisciplinares generalmente no tienen ninguna intención política de afectar a las estructuras institucionales existentes».

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